Llevo mucho tiempo pensando en quién tuvo la culpa y ya comienzo a
entenderlo: las matemáticas tuvieron la culpa de todo lo que nos pasó. Si nunca
nos salieron las cuentas no fue por nuestra culpa sino por los caprichos de los
números al cruzar nuestra existencia. Cada 2 por 3 nos empeñábamos en dejarnos
a medias, como un quebrado. Yo sólo trataba de sumarle a nuestro colchón
algunos suspiros pero eso es algo que no funciona si le restas importancia a
los sentimientos. El 69 no era un múltiplo de los mejores días y al final fue
imposible. Yo me empeñaba en llevarte flores 9 días por semana y sólo daba
contigo cada 30 de febrero. El denominador común de nuestra relación fueron los
malentendidos al cuadrado y las probabilidades de fracaso cada vez mayores. Así
que lo dejaré aquí, porque me temo que no hay teorema que pueda dar solución al
problema que hay entre tú y yo, hay demasiadas variables.
sábado, 23 de agosto de 2014
miércoles, 20 de agosto de 2014
Perdida y perdiéndote.
Y no me puedo quejar, tú mismo me advertiste de las consecuencias de quererte y yo aún así lo hice. Me dijiste que acabaría mal, pero nunca me avisaste que dejarías de quererme. Y, a pesar de ello, seguí contigo. Conocí cada uno de tus deseos, tus manías, tus miedos y tus hábitos. Vi lo bueno y lo malo, y aún así me enamoré de ti. Me enamoré de tu forma de caminar, del sabor de la cerveza en tus labios, de tu sonrisa, de tus mil historias inventadas para hacerme reír y de todos y cada uno de tus lunares. Me hiciste sentir la mujer más especial del planeta y a la vez la más hundida. Porque cuando me tuviste, cuando al fin pudiste decir que era tuya, todo cambió. Las risas se sustituyeron por silencios incómodos, los besos de despedida en mi portal desaparecieron ya que cada uno volvía por su cuenta, y los mensajes de buenas noches las cambiamos por noches en vela buscando una solución. Pero no la encontraba, porque estaba escondida junto a todo lo que un día habías llegado a sentir por mí. Y, llegados a este punto, no nos quedaba más remedio que seguir cada uno su camino. Y me pregunto si sabrás que te esperé y me desesperé aguardando a que volvieses, porque siempre tuve la esperanza de que lo hicieses y, como dicen, es lo último que se pierde. Y así andaba, perdida y perdiéndote.
Y me pregunto por qué nunca me dijiste que quererte acabaría de tal forma conmigo, que me dejaría hundida. Y me pregunto cómo conseguiste dejar de quererme, o si realmente llegaste a sentir algo de lo que me dijiste.
jueves, 14 de agosto de 2014
Todo lo que hemos vivido.

Y me pregunto todo lo que podríamos haber sido tu y yo si no fuésemos tu y yo. Y mientras lo hago estoy en el bar, en nuestro bar, tomando una cerveza. Buscando en ella uno de tus besos que me devuelva algo de mí, porque me lo debes. Porque nos lo debemos.
martes, 12 de agosto de 2014
La excepción que confirma la regla
Dicen que quien te quiere te busca. Y aquí estoy yo, día tras día, esperando que me busques, sin darme cuenta de que eso no ocurrirá. Que se acabó. Igual que se acabaron los abrazos, las conversaciones, los paseos hacia mi casa y las mañanas enredados en las sábanas, siendo el uno del otro. Siempre te dio miedo el pertenecer a alguien, pero hubo una época en la que no te cansabas de repetir que eras mío. Y ahora solo me quedan los recuerdos de los días de verano y de las noches de invierno, y tu colonia me persigue en todas las calles de la ciudad recordándome cada uno de los pasos que dimos por ellas. Y al olerla siempre pienso que eres tú, que has vuelto a por mí, para volverlo a intentar. Una vez más. Y sí, segundas partes nunca fueron buenas pero nosotros podríamos ser la excepción que confirme la regla. Y es que yo no pido que esto sea fácil, ni tampoco como en las películas románticas en las que todo acaba bien, viviendo felices y comiendo perdices.
Solo pido que sea auténtico, que sea nuestro.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)